abril 25, 2002

La encrucijada de Pdvsa

La encrucijada de Pdvsa
Hay quienes sostienen que somos tontos útiles de la OPEP y proponen que PDVSA la abandone y busque un mayor volumen de producción pero, en el mundo real, donde impera la resultadocracia, si a un ejecutivo se le hubiera ocurrido presentar una propuesta similar a los dueños de una empresa, sin ni siquiera presentar un flujo de caja proyectado, sería despedido. 
Hasta la fecha, cualquier evaluación objetiva de los INGRESOS de PDVSA tiene que concluir que éstos han sido fabulosos y que en gran medida se han debido a la OPEP, por lo que no creo que hayamos sido tan tontos… o por lo menos nunca tan tontos como lo seríamos si abandonáramos ese paracaídas y nos lanzáramos al vacío sin haber desarrollado otra alternativa. 
Otra sería la posición si los Estados Unidos, necesitados de seguridad energética, nos colocaran una orden de compra a largo plazo a precios razonables, pero desgraciadamente hasta la fecha la única propuesta que se nos ha formulado es la de producir más… y rezar para que los precios no se caigan. 
Hay quienes argumentan que el valor de la producción petrolera no es el beneficio en dólares que le produce a la Nación, sino la actividad económica que genera. Aún cuando tuviesen razón, la tesis es algo extraña ya que suena a maximizar costos, por lo que a todo evento me permito recordarles que música paga no suena y que PDVSA debería primero aprender a generar actividad local con el volumen actual. 
En tal sentido, considero interesante comparar nuestro desarrollo petrolero nacional con el de un país como Noruega, que comenzó el desarrollo de su petróleo de cero mucho después que Venezuela, también con una empresa estatal, la Statoil. Por cuanto Noruega ya posee miles de empresas que compiten exitosamente por todo el mundo, vendiendo servicios petroleros de la más avanzada tecnología, evidentemente nos hemos quedado rezagados. 
Sin duda hay muchas diferencias entre Venezuela y Noruega, pero en un foro reciente se dijo algo que puede explicar el porqué de la gran diferencia. Según un vocero de Statoil, cuando se observó que en la primera licitación importante de esa empresa sólo acudían extranjeros, el estado noruego la obligó a dividir ese contrato en tantas piezas como fueran necesarias para que sus nacionales pudieran estar presentes. 
Lo anterior sugiere, que entre los nuevos méritos que debemos incluir en la meritocracia de PDVSA, está el saber como incorporar al país en la actividad petrolera, pero de verdad. Esto tardará, ya que no sólo parecemos más dispuestos a favorecer la importación de bienes y servicios, sino que además vemos con suspicacia cuando existe alguna relación contractual entre el Estado y sus nacionales. 
Con respecto a lo anterior cabe una anécdota de 1911, cuando Churchill decidió que la armada inglesa sustituyera al carbón por el petróleo y asignó tal responsabilidad al Almirante retirado Jacky Fisher, quien se dice que lo primero que hizo, por ser un verdadero servidor público, fue vender todas sus acciones en la Shell, para no tener conflictos de interés.




abril 22, 2002

Pasará… lo que ustedes quieran que pase

Pasará… lo que ustedes quieran que pase
Desde hace décadas veo como medio país espera en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, entre chocolates, licores y perfumes, indeciso entre abordar el avión a Miami o regresar a casa. Señores, lo que pase a partir de ahora con nuestra economía, sigue dependiendo mucho de ustedes. 
El tradicional facilismo venezolano, de que todo se resuelve vendiendo petróleo, fue sustituido hace tiempo por el neofacilismo, que predica que todo se resuelve vendiendo PDVSA. Ambas promesas son mentira, ya que el país sólo se resolverá en la medida en que, por amor a Venezuela, invirtamos en ella todas nuestras esperanzas y le metamos el hombro. Les doy un ejemplo. 
La distribución eléctrica en el país tiene muchos problemas, pero aún a sabiendas de que son de fácil solución, ya que no requieren de tecnología avanzada difícil de adquirir, muchos aceptaron que la única salida es la neofacilista de privatizarla, vendiéndola bien cara a un extranjero… que sí sabe. 
Entonces, cuando el gobierno disiente, lejos de discutir y buscarle una solución, se le acusa de retrógrado, añadiendo así otra excusa para permanecer en el limbo entre irse y quedarse. 
En lo personal, que nada tengo que ver con el Gobierno, tampoco me gusta la idea de entregar la distribución de la electricidad de mi casa a un extranjero, por tres razones: 
1. Considero que el aprender cómo darnos un servicio público satisfactorio el uno al otro, forma parte esencial del aprender a ser Nación, por lo que no es una tarea delegable. 
2. Sé que el precio que se le pretende cobrar al inversionista por el derecho a un negocio monopólico, tendremos que pagarlo los consumidores con tarifas innecesariamente altas. Como una electricidad barata es buena para desarrollar otros negocios, no quiero renunciar por décadas a ello, sólo para que el fisco de turno levante unos ingresos. 
3. Si todos pagaran su consumo eléctrico, a una tarifa razonable, muchos de los problemas quedarían solucionados, por lo que me causa una profunda tristeza la idea de contratar a un costoso sheriff extranjero, sólo para que nos ayude a cobrar nuestra propia electricidad. 
Amigos, con la ayuda de Ustedes, los indecisos, podremos resolver lo del sector eléctrico, lo que a su vez contribuiría con la tan ansiada reactivación económica, por lo que les ruego: olvídense de Miami y regresen a casa… ¡mucho más vale Venezuela!
El Universal



abril 16, 2002

La Nueva Oportunidad de Chávez

Publicado en Caracas, El Universal el 16 de Abril de 2002
Muchas veces he sido tildado de chavista, por haber escrito algunas opiniones que sonaban como si fuesen compartidas por voceros del gobierno. Otros me han considerado como anti-chavista, porque también he escrito artículos en su contra. Ese es el riesgo de quienes no somos políticos y que nadamos en la mitad del agitado río actual, rehusando las orillas extremas, aún conociendo el riesgo de morir ahogados.
No obstante, el 11 de abril, algo incómodo de que pudieran confundirme con la parte tenebrosa de la oposición, pero tranquilizado por tantísimas caras conocidas de gente buena y amiga, participé en la marcha que solicitaba la renuncia de Hugo Chávez por convicción y no sólo por acompañar y cuidar a mi señora. Mi razón está en un artículo que escribí durante la campaña electoral de 1998, donde sostenía que una de las cualidades que deseaba ver en mi próximo presidente era la capacidad de evaluar su propia actuación y que de no estar su gestión a la altura de lo prometido, debería tener el coraje y la decencia de renunciar, ahorrándonos dolorosos retrasos en el desarrollo del país.
Chávez, por mucha culpa que aunque con cierta razón pueda asignarle a la oposición, tiene que saber que en sus primeros turnos al bate, casi ni la vio, que merece las duchas y que de haber sido alumno de su padre, de seguro que lo habría aplazado. La historia, más severa, buscó primero su expulsión, pero luego se arrepintió y decidió darle otra oportunidad. Hoy sólo depende de él, si quiere usar ese regalo para lograr asentar en los anales históricos a su gobierno como beneficioso para Venezuela, o si simplemente se da por satisfecho con la adulancia. Como venezolano no puedo desear otra cosa que no sea que la batee de jonrón o que se gradúe summa-cum-laude.
¿Qué consejos le podemos dar? Sus padres, que de seguro sólo le desean lo mejor, probablemente le digan: ¡Muchacho cuídate de las malas compañías que te empujan hacia abajo y busca las buenas que te jalan hacia arriba! Aún cuando sabemos que nuevamente le toca al mismo Chávez elegir a sus compañeros, como un ciudadano preocupado, me permito darle algunos consejos. Por cuanto obviamente no hay nada que hacer si Chávez resulta incapaz de identificar a los que son vagabundos de anteojito, me limitaré a referirme al caso bastante más difícil de los aparentemente capaces.
Una de las primeras cosas que crea afinidad entre las personas, es el compartir las preocupaciones y, en tal sentido, en Venezuela sin duda que hay mucho que compartir. No obstante, el hecho de que alguien pueda ver con claridad como no se deben hacer las cosas, lamentablemente no implica que sepa como sí se deben hacer. En tal sentido, creo que durante el primer turno de Chávez su gobierno se perjudicó alineando a unos cuantos bienintencionados, que si bien serían una maravilla revisando gastos como comisarios de un condominio, sin embargo no sirven para planificar el futuro de un país y mucho menos para hacerlo.
Hugo Chávez, agradezca su segunda oportunidad, regalándose la posibilidad de hacerlo bien. Si no lo hace, que Dios y la Patria se lo reclame.

abril 11, 2002

Renuncia

Pague o se apaga

Pague o se apaga
Venezuela enfrenta una emergencia eléctrica y lo que el Ministerio de Energía y Minas pretende disminuir el consumo mediante la utilización de señales de mercado, castigando el mayor consumo con mayores tarifas e incentivando el ahorro con bonos… ¿100% neoliberal?
Venezuela es un país energéticamente bendecido y el costo del 70% de su energía primaria, la del Caroní, es bajo. El que, no obstante ello, tengamos tarifas altas y un suministro eléctrico pobre, se debe a dos problemas estructurales, que curiosamente no son eléctricos.
El primer problema radica en que un gran porcentaje de la electricidad consumida simplemente no se paga, con lo cual ni hay dinero para inversiones, ni puede haber tarifas razonables. Si todos los ciudadanos de Venezuela pagaran lo que consumen, es posible que hasta bajando las tarifas, nos sobrara dinero para hacer inversiones.
El segundo problema lo encuentro en que no obstante que el negocio eléctrico debería verse beneficiado con los capitales más baratos, por ser el más seguro del mundo, sin embargo, hoy sólo atrae capitales costosos, con lo cual las inversiones salen caras y las tarifas altas. Un negocio que no logra cobrar lo que debe, lamentablemente resulta riesgoso.
Ante estos problemas, lo propuesto por el MEM, aunque fuese técnicamente factible de implementar, lo cual dudo, podría hasta agravar la precaria situación de nuestro sector eléctrico, al colocar todo el peso del racionamiento sobre aquellos que pagan y aumentar el valor del botín para quienes no pagan.
Por el contrario, considero que esta emergencia sería una excelente ocasión para generar un poco de ese sentir colectivo tan necesario para arreglar nuestro pésimo sector eléctrico… y tantas otras cosas más.
Muchos dirán que apelar a la responsabilidad ciudadana es inútil, por lo menos en el corto plazo… que esto requiere de generaciones de educación… ¡Pues no sé! Como todos necesitamos de la luz, tiene que haber alguna forma de encontrar las llaves a la conciencia de los venezolanos y por lo menos creo obligatorio partir de esa premisa.
No sé si la solución esté en crear círculos neoliberales o ONG´s Bolivarianas pero, con mucho respeto a los productores de la cuña actual, creo que un Simón Díaz tendría mayor capacidad para convocar los sentimientos que necesitamos y, francamente, eso de apague o se apaga, puede que tenga mucho de lo que le sobra a la electricidad, la chispa, pero poco de lo que le falta, el corazón, el carácter y la autoridad.
Aún cuando considero que el esfuerzo para conseguir apoyo al racionamiento debe centrarse principalmente en las escuelas, no estoy pregonando una campaña blandengue del tipo ¡Porfa!, sino una campaña de verdad. La mejor señal de mercado para incentivar el ahorro en este momento es ir de frente contra el robo eléctrico… ¡Preso por alteración de medidor!
Me pregunto: ¿qué diría el país si su factura eléctrica discriminase entre el monto que debe pagar por su consumo y el monto que debe cancelar a cuenta del robo de sus vecinos?
Publicado en El Universal, Caracas, 11 de Abril de 2002