diciembre 11, 2008

La emergencia 2009

Votaré "No", vez tras vez, siempre, por la sencilla razón de que si un presidente puede eternizarse en un puesto, trabajará por ello, en lugar de hacer su trabajo. Así de sencillo.
El mundo se enfrentará los próximos años a unas dificultades económicas espantosas y desde hace algún tiempo sufro pesadillas de caracazos ocurriendo en todos los países.
El ingrediente número uno para sobrevivir como nación es la unidad nacional pero lamentablemente tenemos un presidente que sólo está interesado en que sus peones sepan que él puede ser el dueño de la hacienda, para siempre, todo para que no se le alcen unos de los suyos que tengan ambiciones. ¿Qué hacemos? Por el bien de todos ignorarlo y reunirnos, todos, ambos lados, en la mitad, para desarrollar los planes para la emergencia.
¿Recortes? Muchos entre otros los gastos militares. Aquí no habrá con que satisfacer a quienes necesitan de consolarse con creer que tienen la fuerza con qué dominarnos.
¿Fuentes de ingresos fiscales? Sin duda, el aumento del precio de la gasolina, siempre y cuando esos ingresos de cobro muy delicado, en lugar de engrosar el erario público central, se destine de manera muy transparente, a propósitos muy específicos, tales como transporte público, hospitales y escuelas y, si sobra, ojalá, algo de pagos por concepto de ayudas directas a los más pobres.
¿Política monetaria? Ortodoxa ya que no hay mucho espacio para maniobrar y menos habrá una vez que haya que salir a prestar ciertos auxilios.
¿Política cambiaria? Un consejo de sabios ángeles que deliberan en vivo por televisión.
¿Fuentes financieras internacionales? En un mundo dispuesto a invertir al 0% en papeles del tesoro de Estados Unidos, al 0% para tener acceso a lo que consideran el último refugio, sin duda que para cualesquiera recursos que necesitemos el resto de América Latina habremos de tener que pasar por Washington, así hayan quienes tengan alergia a ello.
¿Reto político inmediato? El como garantizar la gobernabilidad del país, en una situación de emergencia, cuando el presidente ha sido revocado, de-facto, perdiendo un referéndum.
¿Reto nacional? El cómo sobrevivir ésta emergencia sin tener que hipotecar el petróleo de nuestros descendientes… por siempre.
Pronto tendremos que elegir entre la esperanza que todos seamos venezolanos y la certeza que la mitad o más ya no lo serán…. la esperanza que los mejores nos ayuden subir o la certeza de empantanarnos en la mediocridad… la esperanza de poder vernos a los ojos o la certeza de tener que bajar la mirada… la esperanza de encontrar unas soluciones solidarias o la certeza de tener que pelearnos entre compatriotas por los huesos. ¿Difícil?
Por cierto… ¿dónde podemos firmar los tantos millones que queremos apoyar la solicitud del referéndum sobre la reelección presidencial indefinida para así poder decirle ¡NO! otra vez y quizás así lograr acabar más rápido esta ridícula discusión?

diciembre 04, 2008

¿Regalos odiosos?

El concepto de "deuda odiosa" se refiere a las deudas públicas contraídas de manera poco transparente y que más que servir los intereses de una nación han servido los intereses de un autócrata o un tirano y las cuales, por lo tanto, no necesitarían de ser pagadas.
Habiendo participado en muchos seminarios sobre el tema de las "deudas odiosas", así como escrito artículos sobre ello, también he sostenido que a veces resulta más preciso el término de "créditos odiosos". La posibilidad de lograr por la vía de decretar las deudas de un país como odiosas y el desincentivar la entrega de los créditos que sostienen a gobiernos que de-facto son ilegítimos, siempre me ha parecido una opción muy interesante, especialmente para una sociedad civil que desea evitar que un tirano hipoteque las joyas de la corona de su país.
En tal sentido, cuando recientemente el presidente de Ecuador, Rafael Correa, señaló que su gobierno buscará "no pagar la deuda ilegítima, ilegal y corrupta" no puedo sino estar de acuerdo, por supuesto siempre y cuando Correa pueda demostrar que la deuda de Ecuador es de verdad "ilegítima, ilegal y corrupta", lo cual no necesariamente debe ser así. Por ejemplo, en materia de "ilegitimidad" dudo seriamente que el Ecuador ni siquiera se acerque a Venezuela al considerar que nuestra Asamblea, en un país notoriamente dividido, se compone por 167 electos en las filas oficialistas y 0 en representación de quienes no estamos de acuerdo con la actual manera de gobernar.
Ahora bien, cuando mañana nuestro país amanezca quebrado y sobreendeudado a cuenta de una caída de los ingresos petroleros y el despilfarro o la desaparición de las reservas del país, aquí, aparte de por supuesto tener que comenzar a discutir nuestra propia deuda pública en términos de "odiosa", el hecho que millones de nuestros conciudadanos podrían estar pasando hambre, también nos obligaría a pensar en la posibilidad de los "regalos odiosos". En tal sentido quizás valdría la pena comenzar a indagar sobre las posibilidades de exigir que nos devuelvan lo que fue ilegítimamente regalado y muy especialmente cuando muchos de los receptores de los regalos estaban muy conscientes de ello, por haberlo tenido que agradecerlo con sus propios ¡Uh, ah!
Según un abogado amigo el concepto de los "regalos odiosos" podría caer dentro de lo que jurídicamente se conoce como la "repetición" y lo cual, para quien como yo no es abogado y tiene que apelar al diccionario de la Real Academia Española, para saber de qué rayos habla, significa una "Acción de quien ha sido desposeído, obligado o condenado, contra tercera persona que haya de reintegrarle o responderle".
El artículo 311 de nuestra Constitución que todos decimos defender establece que: "El ingreso que se genere por la explotación de la riqueza del subsuelo y los minerales, en general, propenderá a financiar la inversión real productiva, la educación y la salud".
Sin pena: ¡londinenses, bostonianos y cubanos, devuélvannos lo nuestro! Con pena: ¡hondureños, bolivianos, nicaragüenses también devuélvannos lo nuestro! ¿Y Ecuador? 

noviembre 13, 2008

Para cuando nos traigan la factura

Hay límites ciertos para la cuantía de obligaciones que se pueden endosar a unas generaciones futuras en nombre de una nación. Si estos se exceden, o se pospone una quiebra, generando más sacrificios, o muchos de las nuevas generaciones se irán del país a buscar otras oportunidades.
Amigo, si usted y su señora se fueron a Las Vegas y jugando perdieron una fortuna que no tenían… ¿le exigirían a sus hijos el firmar como garantes para cubrir la inmensa deuda resultante? Ese es uno de los dilemas que, sin estar plenamente concientes de ello, enfrentan los países que hoy comprometen inmensos recursos fiscales para resolver su actual crisis financiera.
Por los vientos que soplan, a la vuelta de la esquina, a Venezuela también le será presentada la factura por haberle jugado al chavismo. ¿Solicitaremos entonces una reestructuración no demasiado deshonrosa de lo que el mundo considera son nuestros compromisos, como lo hicimos en 1982, o no nos quedara otra alternativa que, como Argentina, ofrecer pagar solo 30 céntimos por dólar?
No sé cual será la posición de un padre chavista pero yo no voy a pedirle a mis descendientes que paguen impuestos el resto de sus vidas a cuenta de saldar una cuenta rojo-rojita, menos cuando la mayoría de nuestros acreedores, de dinero o de promesas de regalo, tienen que haber estado muy concientes que el gobierno no estaba plenamente autorizado para jugarse el destino de nuestra nación.
El Art. 133 de nuestra constitución dice correctamente que "Toda persona tiene el deber de coadyuvar a los gastos públicos mediante el pago de impuestos, tasas y contribuciones que establezca la ley".
Pero, como el Art. 150 también establece que: "No podrá celebrarse contrato alguno de interés público municipal, estadal o nacional, o con estados o entidades oficiales extranjeras o con sociedades no domiciliadas en Venezuela, ni traspasarse a ellos sin la aprobación de la Asamblea Nacional", resulta obvio que cualquier servicio de un contrato de esas características que no cuente con la aprobación de una Asamblea legítima, no puede estar incluida entre mis obligaciones de ciudadano.
Una Asamblea, en un país notoriamente dividido, donde todos su 167 miembros son elegidos sólo entre los simpatizantes del oficialismo, simplemente no es legítima; y es totalmente irrelevante la explicación sobre el como se llegó a eso.
En tal sentido, cuando nos presenten las facturas, lo primero que debemos hacer es rechazar las fechadas después de diciembre de 2005, por ilegítimas, para luego, con responsabilidad de padres, analizar si es razonable endosarle el servicio de las facturas restantes a quienes nos habrán de seguir. Si la respuesta es negativa, tendremos entonces con vergüenza solicitar asesoría argentina, para así permitirles un nuevo amanecer a nuestros hijos, así sea uno nublado.

octubre 16, 2008

Un impuesto a la propiedad intelectual

Los billetes de dólares y de cuyo valor responde Estados Unidos, llevan impreso el lema abreviado de "In God We Trust", "En Dios confiamos". Una versión más completa sería "En Dios confiamos para que los políticos no circulen más dólares de lo que la economía pueda respaldar o que, en caso contrario, el contribuyente de Estados Unidos tenga la disposición y la capacidad de pagar con impuestos lo que haga falta". Lo anterior vale igual para todos los demás países.
Ahora y aun cuando el sector privado cargue con la mayoría de las perdidas iniciales de la crisis financiera, ésta terminará siendo extraordinariamente costosa para los fiscos también y sin duda en muchos casos sobrepasará su capacidad actual. En tal sentido algunos de los costos deberán ser pagados con más impuestos o, en su ausencia, se pagarán con la inflación, el impuesto a los pobres.
La sociedad lleva décadas sin analizar tributaciones que se ajusten a las nuevas realidades globales y que interfieran el mínimo posible con la recuperación de la economía, por lo que puede ser oportuno comenzar a reflexionar sobre el tema. Cualquier propuesta tributaria nueva debe además ser legitimada sobre las bases de la justicia y la racionalidad. En tal sentido estoy circulando algunas ideas para su discusión y la siguiente es una de ellas.
El impuesto sobre las ganancias derivadas de los monopolios creados por las propiedades intelectuales.
La mayoría o quizás todos los derechos de propiedad intelectual son otorgadas a quien corre la ultima parte de un relevo corrido con ingenuidad, creatividad y esfuerzos tenaces por generaciones de seres humanos. Los corredores anteriores permiten al último cruzar la línea final victoriosamente y levantar una idea terminada, aun cuando no necesariamente iniciada.
La particularidad de este relevo es que quien espera estar corriendo como el último relevista no puede estar completamente seguro de ello. Algunas veces correr la última parte o cualquier parte puede ser fácil; otras veces puede requerir de muchos esfuerzos en equipo y cuesta millones. La sociedad, para estimular la ingenuidad, la creatividad y el esfuerzo requerido de todos, para así ayudar a que el mundo progrese, ha decidido otorgarle a solo el corredor que cruce la meta final, el trofeo de un derecho de propiedad intelectual.
La parte problemática de este acuerdo social es que todos los derechos de propiedad intelectual crean un derecho a un monopolio y que como es ejercitado con poca o ninguna regulación, restricción o supervisión, significa que puede ser sujeto a una sobre-explotación.
Por cuanto todo derecho de propiedad intelectual otorgado impone a la sociedad la obligación de defender tal derecho, de muchas maneras, lo cual cuesta mucho, la pregunta que también queda por responder es si no hubiere sido mejor usar esos recursos para otros propósitos, por ejemplo financiar a otros para que corran el relevo.
No encuentro lógica ni justicia cobrarle a una empresa a quien se le ha otorgado el monopolio de un derecho de propiedad intelectual, por algo a lo cual generaciones anteriores han contribuido y en cuya defensa la sociedad debe invertir recursos, la misma tasa de impuestos sobre las ganancias que se aplica a una empresa que compite en el mercado sin ninguna especie de protección.
Por lo tanto he propuesto estudiar que las ganancias generadas por la explotación de un derecho de propiedad intelectual paguen un impuesto sobre las ganancias adicional, de por ejemplo 20%. Esos ingresos pueden destinarse a rembolsar la sociedad por los costos de defender las propiedades intelectuales y para ayudar a financiar a otros corredores en aquellos relevos de la humanidad destinados a desarrollar bienes esenciales que nos puedan servir a todos. 

octubre 09, 2008

¡Pum! ¡Pum!

Y quienes creen que lo que pasa en el mundo no tiene nada que ver con Venezuela son solo o unos inocentes estúpidos o unos criminalmente estúpidos.
Y "¡Pum!" nos explotará en la cara esa olla de presión que significan los precios de la gasolina contenidos al absurdo y que tendrán que ajustarse fuertemente, pero no como he venido rogando por años para corregir una sinvergüenza nacional, sino solo como el resultado de necesitar de nuevos recursos para seguir financiando otras posibles sinvergüenzuras de nuestros desgobiernos.
Y "¡Pum!" nos explotará en la cara esa olla de presión que significa una tasa cambiaria contenida al absurdo y que tendrá que ajustarse fuertemente, pero no para librarnos de un odioso sistema cambiario que coloca en manos del cacique de turno el poder de otorgar los derechos de paso en la economía, sino para ser sustituido por otro sistema de emergencia, que solo podemos rogar sea algo mejor.
Y en este país preso y desesperanzado, con todas las rutas de comunicación interna bloqueados por odios, ineptitudes, resentimientos y mezquinos intereses, sin ninguna parte con la suficiente credibilidad para lograr una representación sin que el lado contrario se sienta totalmente excluido… ¿Cómo hemos de manejar, responsablemente, el "¡Pum! ¡Pum!"?
Este Gobierno, y no obstante de lo que tanto habla en contra del capitalismo, basado en la creencia que el capitalismo mundial era lo suficientemente estable y prospero como para garantizarle su futuro particular, agarro de esas reservas internacionales que respaldaban la emisión de todos nuestros bolívares todos los dólares del mundo, para así financiar sus ocurrencias. Si a eso ahora le añadimos las pérdidas en el valor de las dizque reservas reales remanentes, pérdidas en la que de seguro ha incurrido como cualquier otro inversionista, y la disminución de ingresos corrientes para el país que ha de venir, solo podemos concluir que el gobierno terminará financieramente desnudado y, por supuesto, nosotros desnudos con él.
A la larga sabemos que el país cuenta con bastantes haberes, de toda naturaleza, suficiente como para saldar sus tantos pasivos, también de toda naturaleza, y salir adelante. No obstante el solucionar los desequilibrios en el corto plazo sin crear un saldo rojo que hipoteque la nación venezolana, no es nada fácil. Así que… ¿qué hacemos ahora con nuestra Venezuela hecha Zimbabue? Y no nos vengan con ese cuento que con salir del Mugabe criollo se soluciona todo.
Como mínimo y por cuanto la que se autodenomina Asamblea Nacional no tiene absolutamente nada que ver ni con representatividad ni con capacidad, necesitamos convocar, con urgencia, unas elecciones para conformar una Asamblea Nacional que le pueda servir al país para algo, o por lo menos que no lo estorbe. Por mí ya aprovecharía el 23 de noviembre para ello. Y que no se engañe nadie, la necesidad de una Asamblea Nacional funcional es algo hasta más urgente para el oficialismo.
Luego, una vez calmado lo peor, debemos asegurar que más nunca el Estado sea el sembrador de nuestra resultas petroleras y que estas nos sean entregadas directamente a los ciudadanos, para ver si así por fin logramos un gobierno en Venezuela que, en época de altos ingresos petroleros, se interese en gobernar para nosotros.
Esta semana son las reuniones anuales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Asistiendo en nombre de la sociedad civil en general, de nuevo buscaré que el FMI acepte calcular las resultas petroleras como parte de la carga fiscal de los países petroleros, como si estas resultas petroleras hubiesen pasado por los bolsillos de sus dueños, los ciudadanos, y luego el Estado se los hubiese quitado vía impuestos, como de hecho hace el Gobierno en Venezuela quitándole hoy en día unos 200 dólares al mes, hasta al más pobre de nuestros pobres.

junio 12, 2008

Una cochinada en la bahía

Mi padre, hace unos setenta años, como soldado polaco, fue capturado dormido en las calles de Varsovia y puesto en un campo de concentración, donde tuvo que pasarse los cinco años más importantes de su juventud, a cuenta de querer defender su país. Yo, de pequeño, en San Cristóbal, durante las semanas de la patria, fui inyectado con el mismo virus del patriotismo.
No obstante, el patriotismo con el cual siempre he comulgado, es aquel que con orgullo busca demostrarle al mundo que Venezuela pertenece entre los mejores, que está siempre en la vanguardia, tanto que a veces no tiene el tiempo para cuidar suficientemente la retaguardia.
Imagínense entonces cuando veo lo transmitido durante el "Aló Presidente" titulado "Fuerzas Armadas, Reserva, emisoras comunitarias y población ensayan maniobras de resistencia" y encuentro un acto digno de un preescolar, donde con una cuidadosa coreografía y ante la vista de todo el mundo burdamente se mofan de nuestro país, revolcándolo en el primitivismo.


Y no es que tenga algo en contra de ejercicios tipo defensa civil, los cuales son valiosos. Y, conociendo de la honorable actuación de una caballería polaca, no es que pueda tener algo en contra de la participación de unos "equinos". Y muchísimo menos tengo algo en contra de los ciudadanos que participaron en el acto, ya que estoy seguro que lo hicieron bien motivados, aún cuando ciertamente su participación en este montaje les puede costar más que haber actuado en una XXX.
No, aquí la culpa la tienen quienes montaron el acto, quien con su narración, tipo gran desfile militar, buscó enaltecerlo más allá de lo posible y quien, en nombre de los padres y representantes, agradeció el esfuerzo y felicitó la iniciativa. Si Cuba tiene su bahía de Cochinos sentí que con este acto a todos nosotros, los patriotas, se nos hizo una verdadera cochinada en la bahía y, como es usual, todo pagado por el petróleo.
Se dice que un verdadero aristócrata se sienta sin mirar atrás, al dar por hecho que alguien le ha colocado una silla. No obstante, los que normalmente se caen por hacer tal cosa, son los payasos.
A nuestra Venezuela le están entrando recursos petroleros como nunca antes y nosotros los ciudadanos, sin reflexionar, ni mirar atrás, le entregamos íntegramente tales resultas a nuestro mayordomo de turno. Entonces, cuando nos caemos y descubrimos que hasta la silla desapareció... es importante recordarnos, con sinceridad, que no fue por aristócratas que eso nos pasó.
En Venezuela si a los variados impuestos que se pagan le sumamos nuestras resultas del petróleo, de las cuales se apodera el gobierno, no hay duda que somos uno de los países con mayor presión fiscal del mundo. Y de que somos uno con la menor eficiencia en el gasto fiscal tampoco nadie duda... si para comenzar hasta el mayordomo no hace si no quejarse del resto del servicio.
En cualquier otra democracia, una inmensa brecha entre los ingresos y los resultados del sector público, darían lugar a una continua discusión política dirigida a reducir los impuestos que pagamos, o a quedarnos los ciudadanos con nuestras resultas del petróleo. En Venezuela no, aquí, como unos verdaderos payasos, nos limitamos a ver cómo cambiamos al mayordomo y a su equipo, para de nuevo tener a quien echarle la culpa, cuando de nuevo nos caigamos.
¿Y ustedes creen que "la cochinada en la bahía" es el colmo de la vergüenza y de la pena ajena? 
Posdata. Estoy recibiendo muchos mensajes sobre un cambio de 180° de chávez y permítame decirles que eso es algo muy relativo ya que para todos los fines prácticos ahí sigue sentado igualito con la chequera de nuestras resultas petroleras. Si acaso chávez ha decidido algo es la de ejecutar una rotación entre las focas.

mayo 01, 2008

El sinpropósito y el peligro de las regulaciones bancarias

Durante las reuniones de primavera 2008 del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional un asunto que ocupó mi interés como miembro de la sociedad civil, fue lo relativo al sistema financiero y en especial a las regulaciones bancarias. Éstas no sólo han fallado rotundamente en evitar la crisis financiera que se encuentra en pleno desarrollo, sino que en mi opinión han jugado un papel muy importante en causarla.

Como antecedente, permítanme contarles que a finales de los ochenta, los reguladores bancarios de los principales países desarrollados por intermedio del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, hartos de que se les echase la culpa por las recurrentes crisis bancarias, inventaron las Normas de Basilea I. Estas normas contenían como pieza fundamental calcular unos requerimientos mínimos de capital para la banca sobre la base del riesgo de la cartera de los bancos, tal como ese riesgo fuese medido por las calificadoras de crédito. Desde el primer momento a mí ello me pareció una locura y el primer artículo que publiqué, 1997 en el Daily Journal, se titulaba "Puritanismo en la Banca" y versaba sobre ese tema. Ahora, a más de diez años de aquel artículo, permítanme resumirles algo de lo que de nuevo sostuve sobre ese tema en Washington este abril.

1. ¡El riesgo es el oxígeno del desarrollo! Es absurdo creer que Estados Unidos y otros países hubiesen alcanzado un nivel de desarrollo sin las crisis bancarias. Cuando el Comité de Basilea desarrolló sus requerimientos de capital basado sólo en los riesgos, esto equivalía a colocar un impuesto sobre el riesgo, algo de por sí muy arriesgado. El verdadero peligro no es que los bancos quiebren; el verdadero temor es que los bancos no ayuden a la sociedad en su crecimiento económico y su desarrollo. El no llegar a tener un dolor de cabeza (una crisis bancaria) puede ser sólo el resultado de no haber ido a la fiesta.

Necesitamos dejarnos de observar sólo las crisis y comenzar a medir los resultados de los ciclos completos, desarrollo y crisis, fiesta y dolor de cabeza. Por ejemplo, el ciclo de alto crecimiento de Corea del Sur y que terminó en su crisis bancaria de 1997-1998 al haber dejado tantos rastros de industrialización, parece haber sido inmensamente más productiva para Corea del Sur que lo que parece haber sido para Estados Unidos este actual siglo de crecimiento-crisis.

Existen en el mundo evidencias más que suficientes que el haberle colocado un impuesto regulatorio al riesgo bancario, esto solo ha estimulado el crecimiento del crédito a lo que se puede disfrazar como menos riesgoso, tales como préstamos al sector público y créditos basados en diversificadas carteras de financiamiento del consumo; todo a costa del financiamiento de proyectos más riesgosos pero con mayores posibilidades de generar empleos decentes.

Para devolverle a la banca comercial un propósito ya que su simple no quebrar no constituye un propósito razonable para una sociedad que tarde o temprano ha de pagar por sus errores… ¿no será hora para unos requerimientos de capital basados en unidades de riesgo de quiebra por posibilidad de empleo decente creado?

2. ¿Cuándo pararemos de cavar en el foso donde nos encontramos? El detonante de la actual crisis financiera fueron unas hipotecas muy mal otorgadas al sector de riesgos mayores pero que hubieren sido inocuas si las agencias calificadoras de crédito no hubiesen ayudado a transformarlas en unos instrumentos sin riesgo, AAA, listos a contagiar todo el mundo. Tan es así que el primer banco que quiebra como consecuencia de estas operaciones es un banco alemán que no daba créditos hipotecarios.

Dado que los reguladores bancarios fueron los que nombraron a las calificadoras de crédito como sus comisarios de riesgo es importante recordarles lo siguiente: Tanto el "errar" como "el bajar la guardia si otro supuestamente vigila" es de humanos. En tal sentido, de insistir en seguir usando las calificadoras de crédito para influenciar la dirección de los flujos de fondo en el mundo, dénlo por seguro que en algún momento los seguiremos sobre precipicios aún mucho más peligrosos.

Donde más discuto este tema, en inglés 

febrero 21, 2008

Buscando la Venezuela nuevamente posible

Si como país fuésemos poca agua podríamos hacer tres cosas. Diluirnos por completo en el océano global (globalítis), quedarnos empozados pudriéndonos poco a poco (localítis) o buscar un sistema de recirculación que nos conserve fresca. Ese reto lo enfrentan todos los países del mundo, aun quienes son lagos inmensos.
Hay momentos cuando buscando ver el vaso medio lleno, en lugar del tan vacío que parece estar, me digo que nuestro país ha caído afectada por una severa localítis, tal serio sarampión juvenil y que si bien podrá dejar marcas que afean, por lo menos puede ayudar a que ésta no repita, cuando adulto, cuando es más peligrosa.
Pero de seguir degenerando empozados como una Corea del Norte, el péndulo histórico puede devolverse con tanta fuerza que nuestra pequeña Venecia termine con una globalítis tan aguda que desaparezca sumergida cuan una Atlantis; con antropólogos y buscadores de raíces musicales escarbando nuestros restos para tratar de establecer si existimos o solo fuimos un mito.
En tal sentido, esperamos que cuando ello ocurra, como va a ocurrir, que logremos atajar ese péndulo y encontremos el milagroso punto intermedio que nos permita ser una Venezuela del Mundo. Sin duda que esto comienza por elegir gobiernos dirigidos por quienes se sienten cómodos con ser tanto ciudadanos de Venezuela como ciudadanos del mundo.
Por ejemplo tales gobernantes sabrán que de la misma manera que un tribunal justo en Sabaneta es lo que más necesita el débil de Sabaneta para defenderse ante el fuerte de Sabaneta, de esa misma manera todo país como el nuestro necesita de unas instituciones que puedan defender sus intereses en un mundo donde, en la ausencia de tales instituciones, siempre ganaría el más fuerte.
Por supuesto, el proceso de aprender cómo utilizar las instituciones internacionales para la defensa de la nación no es un coser y cantar y de seguro se cometerán costosas novatadas, pero renunciar a las instituciones internacionales por cuanto no siempre obran a favor de uno, es similar al del muchacho malcriado que decide no seguir educándose sólo por cuanto una maestra lo trató mal.
Antonio Francés en su Venezuela Posible en 1990 nos decía "Venezuela tiene todavía el carácter de un país provisional, donde todo es transitorio. Esto la hace moldeable; la arcilla sigue siendo estando fresca. Si encontramos el rumbo cierto y lo seguimos con constancia durante suficiente tiempo, podemos transformar el país que conocerán nuestros nietos". Lo anterior sigue siendo cierto y la década roja malgastada puede por lo menos servirnos tanto para haber fijado la ubicación del donde no debemos ir como para permitir ayudarnos a fijar un nuevo rumbo.
No obstante, por si acaso, reunamos un inventario portátil de lo que es nuestra Venezuela, por si necesitamos de un Arca de Noé para pasar los tsunamis que se avecinan, ya que la verdad es que en un mundo globalizado, ¿quién puede jurar que Venezuela necesariamente termina ubicada en Venezuela? ¿Dónde esta Cuba?.., ¿aún existe? ¡Una nación se ubica en las ilusiones de sus nacionales!
No llegué a conocer al Dr. Francés, pero ante su reciente fallecimiento permítame enviarle a sus más cercanos el consuelo de la certeza que con su escritos él se ganó un merecido puesto en nuestra memoria como nación… o, en el peor de los casos, en lo que quedará de ella.

enero 31, 2008

Si el conocimiento basta la sabiduría sobra

Lo menos que busco con estas líneas es transmitir algo de sabiduría, ya que estoy muy consciente de cuán correcto estaba Hermann Hesse cuando en Siddharta escribía que "La sabiduría no es comunicable. La sabiduría que un erudito intenta comunicar, siempre suena a simpleza". 
Y mucho menos aún busco transmitir algo, como un sabio, ya que reconozco muy bien la imposibilidad de serlo; tan claramente resumido por Sócrates cuando argumenta que la única posible sabiduría humana es saberse no sabio o sólo poseedor de una sabiduría absolutamente carente de valor.
Pero tanto ustedes como yo, quizás no en nuestras mentes, pero sí definitivamente en nuestros corazones, no obstante sabemos, o intuimos, o queremos creer, que existe alguien que es más sabio que otro. ¿Dónde? No sabemos, seguramente no entre los sabihondos. ¿Cómo llegó a serlo? El suponer que tiene que ver con Dios es un buen comienzo.
Digo todo esto por cuanto en un mundo de tanta información y de tantos conocimientos, vez tras vez nos enfrentamos al dilema de si los conocimientos bastan, entonces la sabiduría sobra y no vale nada; y temo que esas palabras encierran el peligro de que nos empantanemos para siempre en una dictadura del conocimiento.
No hay duda que nuestra sociedad está siendo cada día más arrinconada por los productores y los adoradores de la información y de los conocimientos, quienes no dejan el espacio suficiente para que los cuestionadores sitúen esa información y esos conocimientos en una perspectiva más correcta.
Lo anterior ocurre en todos los campos. Por ejemplo, en el área financiera ésa es la única explicación posible al hecho de que nuestros reguladores financieros hubieren asignado tan ingenuamente tanto poder de decisión sobre los flujos financieros a unas pocas y humanamente falibles calificadoras de crédito. 
Qué lástima que nadie les leyó a los reguladores el siguiente extracto de la Apología de Platón, donde hablando como Sócrates dice. "Los artesanos; por el hecho de que dominaban bien una técnica y realizaban bien un oficio, cada uno de ellos se creía entendido no sólo en esto, sino en el resto de las profesiones, aunque se trate de otros asuntos bien complicados. Y en mi opinión esta petulancia echaba a perder todo lo que sabían".
¿Y cómo nos libramos de esa dictadura del conocimiento, sin tener que, como algunos de nuestros primitivos, recurrir a ese remedio peor que la enfermedad que sería el culto a la desinformación y al desconocimiento? No es fácil, pero por lo menos creo que tenemos un mejor chance de ello si nos dedicamos a impedir la configuración de mayorías tecnócratas incestuosas en nuestros órganos de decisión. Equipos multidisciplinarios, con mucha variedad de experiencia y con mucha humildad, son los que deben configurar nuestras juntas y ministerios.
Introduzco el factor de humildad, por cuanto una de las principales razones por la que el mundo está pasando por la actual turbulencia financiera se debe a que muchos profesionales expertos simplemente no supieron o no se atrevieron a reconocer, como Sócrates sí supo hacer, que no entendían nada de lo que andaban aprobando. 
Amigos, recordémonos que el no entender lo que pasa, no necesariamente nos hace menores entendedores de lo que pasa.

enero 17, 2008

¿Precisión inexacta o desinformación precisa?

Entre las tasas de cambio de unos 200 países del mundo que a diario con cuatro decimales aparecen en el Financial Times, encuentro al "Bolívar Fuerte" y ruego que pocos de sus lectores entiendan el español por cuanto una cosa es sufrir la cursilería en casa y otra muy distinta verla expuesta ante todo el mundo.
Y me voy a la página del Banco Central y leo que a partir del 1 de enero de 2008 el reporte de Tipos de Cambio de Referencia que se publica diariamente por este Instituto expresará los tipos de cambio Bs./US$ y Bs./Divisa… con ocho decimales. ¡Ocho decimales! De hecho, abriendo el archivo correspondiente, encuentro que la tasa de cambio actual es de Bs. 2.15000000/US$. Curiosamente el adjetivo "fuerte" ahí no aparece por ningún lado… ¿Acaso posee el BCV una información privilegiada distinta a la del Financial Times?
No hay manera de entender el porqué se necesitan usar 8 decimales en un sistema de cambio controlado, donde además existe la prohibición expresa de informar sobre la otra realidad que anda por ahí. Si es que necesitamos establecer comparaciones con las tasas en periodos anteriores, por ejemplo a principios de 1999 cuando el actual patrón agarra la administración de la hacienda, creo suficiente indicar que la tasa de cambio era entonces de Bs. 0.56406 o sea se ha sufrido hasta la fecha una devaluación oficial de más del 281% (como 40% anualmente) eso sin hablar de la que anda por ahí.
Pero por supuesto la explicación de los 8 decimales debe ser esa manía de los políticos de tercera que cuando no saben nada de nada buscan ocultarlo tras la precisión implícita en el usar muchos decimales y en el pronunciar de manera exacta y muy fina cada letra de cada palabra.
Hablemos también sobre eso de ocultar la tasa que anda por ahí… ¿Quiénes se pueden beneficiar? Pues los cambistas que aprovechan la asimetría informativa. ¿Y quiénes se pueden perjudicar? Antes que nada el comprador de unos pocos dólares que ahora no tiene idea sobre cuál sería una tasa de mercado razonable y el gobierno. ¿El gobierno? Pues sí.
El que a la hora de la verdad necesita saber con más exactitud sobre todas las tasas cambiarias es el gobierno ya que el mundo formal y el informal se encuentran íntimamente conectados y sólo la continua comparación entre ellos le permite lograr el seguimiento indispensable para poder actuar de manera adecuada. Cuando no se alimenta suficientemente la demanda con dólares oficiales se dispara la tasa que anda por ahí y el gobierno no puede permitirse el lujo de que los diferenciales sean demasiado grandes y distorsionen toda la economía. Por lo tanto, de ser gobierno, yo más bien castigaría a quienes no divulguen las tasas de cambio que andan por ahí.
Y no vayan a creer que estas opiniones sólo son quejas de alguien que por principios o por echárselas de sofisticado y avanzado, se opone a un control cambiario. Al contrario con frecuencia he sostenido y escrito sobre la importancia que tiene un control cambiario para una economía pequeña como la de Venezuela. Claro está, el control cambiario que yo sugiero, exceptuando circunstancias muy especiales, no se enfocaría sobre la salida de las divisas sino sobre las entradas, ya que ante nada son los tsunamis que resultan cuando los océanos financieros globales se vuelcan sobre nuestra bañerita local, los que producen los verdaderos daños.
Amigos, el dicho dice "cuide los céntimos y el bolívar se cuida solo". Pues en nuestro país pusimos al patrón político a cuidar los bolívares y éste lo volvió céntimos, perdón, milésimas de céntimos. ¿Qué hay en nuestro futuro? ¿Lo mismo que con las afeitadoras, una hojilla más? ¿El bolívar requetefuerte?

enero 11, 2008

Hipotecas: El lado oscuro del saber

Hipotecas: El lado oscuro del saber

Todos elogiamos la economía del saber, pero no debemos olvidar que el desconocimiento tiene también un valor para la sociedad, o por lo menos permite que a veces sea más fácil de manejar. Permítanme ilustrar lo anterior haciendo referencia al sector de la salud y al de los créditos.
Si todos compartimos el mismo plan de seguro de salud, entonces todos participamos de manera solidaria en la buena o en la mala salud de los demás. Pero si se les permite a las aseguradoras discriminarnos, poco a poco quedaremos segmentados en muchos grupos de acuerdo con las proyecciones de nuestra salud que sean determinadas por lo que podría llegar a ser unas agencias calificadoras de salud individual.
Cuando el sector salud se limita a segmentar entre, por ejemplo, fumadores y no fumadores, las implicaciones no son muy serias por cuanto el fumar es una decisión voluntaria (supuestamente), por lo que el efecto disuasivo de tener que pagar unas primas mayores por fumar no es tan malo. Por supuesto, el voluntarismo puede exagerarse y de hecho ya hay compañías de seguro que ofrecen grandes descuentos de acuerdo al número de horas que se ejercite en un gimnasio.
Pero si a las aseguradoras se les permitiese usar toda la información disponible, como la que se obtendrá a la vuelta de la esquina con el mapeo genético, entonces podemos encontrarnos ante la peligrosa realidad de que algunos ciudadanos pagarían tasas de seguro de salud muy bajas, otros unas bastante mayores y algunos ni siquiera tendrían acceso a seguro alguno. En tal caso, ¿qué respuesta debe dar la sociedad para contrarrestar la desesperación de los últimos?
Algo similar ocurre con los créditos, como los de las hipotecas. Solía ser que el comprador de una vivienda, de acuerdo con su ingreso, calificaba para un mayor o un menor monto de crédito, pero las tasas a ser pagadas sobre tal préstamo no diferenciaba mucho entre un “buen riesgo” y un “no tan buen riesgo”. Ya no más. La actual economía del saber, de la información, clasifica ahora al mercado en muchas distintas categorías de riesgos y aún cuando esto se nos ha vendido como algo que crea mayores oportunidades para los compradores pobres, no necesariamente es así.
Mil dólares pagados cada mes durante 15 años, al ser descontados al 11 por ciento anual, por cuanto el prestatario se considera riesgoso, tienen un valor de 88.000 dólares hoy. Exactamente los mismos pagos, pero descontados a sólo el 6 por ciento, por cuanto el prestatario califica de poco riesgo, valen hoy 118.500 dólares… ¡Un 35 por ciento más! He aquí el problema actual de nuestros prestamistas que clasifican como “subprime”… no sólo tienen menos dinero, sino que además el poco que tienen vale menos.
Añadámosle a esto la posibilidad de que las calificaciones de crédito tampoco reflejen correctamente la capacidad y voluntad de repago de los prestamistas y podemos observar como estaríamos entonces introduciendo en nuestra sociedad unos riesgos estructurales insostenibles.
¿Pero qué hacemos ante la situación de que un mayor saber en algunos casos opera como un impuesto regresivo? ¿Estaríamos mejor regresando al oscurantismo? ¡Por supuesto que no! 
Pero de lo que si necesitamos es de esa humildad para reconocer que todo el saber necesita venir acompañada por una buena dosis de sabiduría… de ésa que no se puede comprar tan fácilmente en un banco de datos o simplemente contratando a un experto con un PhD.



enero 10, 2008

Cupos

Qué bueno fuese si todos los dólares preferenciales se repartiesen en cupos iguales entre todos los venezolanos con el explícito derecho de ser negociables, digo para que el subsidio implícito le llegue por igual al rico y al pobre y no como hoy, mayoritariamente a los vendedores internacionales de bienes y servicios, a los gestores e intermediarios y a los ciudadanos que más consumen dólares.
Qué bueno fuese si toda la gasolina que se vende a un precio menor que su costo de distribución se repartiese en cupos iguales entre todos los venezolanos, vía cupones negociables, digo para que el regalo de la gasolina le llegue por igual a rico y pobre y no como hoy, a quienes más la pueden consumir y contrabandear.
Qué bueno fuese si todos los derechos ciudadanos se repartiesen mediante un cupo igual a cada uno de los venezolanos, digo para que estos derechos amparen a todos por igual sin depender del color de la franela y del grado de necesidad con que se necesite de chuparle las medias al papaúpa de turno.
Qué bueno fuese si cada joven venezolano recibiese cupones, no negociables, con lo cual pudiera pagar todos sus estudios, digo para que le quede más claro a los maestros para quiénes deben trabajar todo el tiempo.
Genéticamente nos hemos convertido en una sociedad de arrastrados acostumbrados a tener que mendigarle favores a un sector político que, fascinado, encuentra en ello su mayor incentivo para aspirar a su cupo político. Lo triste es que la venezolanidad nuestra de hacernos los locos, nos impide darnos cuenta que podemos liberarnos de esa infectada llaga social, está a nuestro alcance, si sólo nos atrevemos.
Compatriotas, no quiero dólares preferenciales, no quiero gasolina gratis, no quiero ninguno de esos enredos administrativos… con que me den mi cuota parte del ingreso petrolero, la que por cierto a cada momento nos dicen que es nuestra, me basta y me sobra. Nuestra banca comercial es capaz de montar en poco tiempo un sistema ultraseguro y confiable que permita tal distribución.
Los gobiernos deben cobrar impuestos para cubrir sus gastos y hay una aceptación generalizada que estos deben basarse sobre una cierta progresividad que promueva una mayor distribución del ingreso. Este gobierno dice que distribuye sus ingresos considerando ante nada a los más necesitados, pero cuando nos ponemos a sumar la regresividad presente en el sistema de cambiario, en el subsidio de los precios de la gasolina y en los regalos a otros países, pues tendríamos que, como es costumbre reciente, mandarlos a lavarse ese paltó.
En Venezuela el día que nuestro éxito no dependa de nuestra capacidad para mendigar del sector público una cuota de favores algo superior al que logra mendigar nuestro vecino, o pedirle a otros que hagan el pedigüeñito a nombre nuestro, ese día sí podemos hablar de independencia en nuestro país.